Por David Vergara, Meditación y Sabiduría Perenne
La Sabiduría Perenne es la enseñanza de los que han realizado su verdadera naturaleza. Aquellos y aquellas que desde los albores de la humanidad hasta hoy han revelado la verdad última refieren un legado de enseñanzas que muestran el camino para acceder a ella. Estamos ante una sabiduría universal que se encuentra presente en todas las culturas y en todas las épocas, bajo distintos nombres y formas, pero con un mismo fondo, ya que su esencia es la misma en todos los casos. De ahí que haya sido denominada como "perenne". Este legado de sabiduría no-dual es claramente reconocible en los misterios órficos y pitagóricos, en el vedanta advaita, en el budismo zen y tibetano (Dzogchen), en el taoísmo, así como en algunas corrientes del tantrismo, del sufismo, del gnosticismo, de la mística cristiana y de la cábala judaica, entre otras doctrinas. Eso sí, en cuanto atemporal e impersonal, esta enseñanza no es patrimonio de nadie. Es el resultado de profundizar en una superficie que parece ocultarla. Y eso está al alcance de cualquiera que se atreva a profundizar en ella, haya oído hablar de estas tradiciones o no.
Estamos ante un legado eterno que nos insta a no creernos nada que no sea validado por nuestra propia experiencia. La sabiduría no admite una teoría que apunte a otro sitio que no sea la experiencia. El camino se comprende caminando. Lo dicho no se fundamenta en lo dicho. Se fundamenta en la experimentación de lo dicho. Por eso el conocimiento profundo es un viaje, una aventura. Por eso, el peregrino o el iniciado está obligado a coger el cayado y el manto, a echarse la calabaza y el morral a la espalda. Cuando estudiamos sus postulados observamos claramente como estos se cimentan sobre lo que podríamos denominar cuatro grandes principios: 1. LA SABIDURÍA ES UN CAMINO QUE SE RECORRE HACÍA ADENTRO. Su enseñanza transmite que todo lo que necesitemos comprender, resolver o realizar es en nosotros mismos donde debemos hallarlo. Todo, pues el centro de nuestro ser es el centro del Ser. Esta doctrina sugiere que la joya del discernimiento ya habita en nosotros, y que, en cambio, es tratando de hallar este diamante fuera como nos alejamos irremediablemente de él. |
2. NO SOMOS QUIEN CREEMOS SER. Eso a lo que llamamos «yo» no es lo que realmente somos. El estado ordinario de conciencia desde el cual percibimos la realidad es un estado engañoso e ilusorio (māyā) dominado por el ego. Conocernos a nosotros mismos en profundidad implica, necesariamente, conocer el entramado egoico, ya que es el nido en el que nacen todos nuestros conflictos, pesares, sufrimientos e insatisfacciones.
3. YA SOMOS LO QUE REALMENTE SOMOS. El organismo humano es una conjunción de elementos periféricos que, en cuanto relativos y caducos, no son lo que realmente somos. No podemos ser nada de lo que se muestra conocido porque existe una «distancia» con lo percibido. La «distancia» que hay del núcleo a la periferia. Aunque seamos un ser particular, con sus sensaciones, emociones y pensamientos particulares, no es únicamente un ser particular lo que somos. «Detrás» de lo que creemos ser, se encuentra el Sí Mismo que realmente somos. 4. LA VERDADERA PROFESIÓN DEL SER HUMANO ES RECORRER EL CAMINO QUE VA DESDE LO QUE CREE SER HASTA LO QUE REALMENTE ES. Si por un lado, creemos ser algo que no somos y esta creencia es la raíz desde la que crecen todos nuestros conflictos, y por otro, de fondo, ya somos lo que realmente somos, nuestra cometido existencial no puede ser otro que hacerlo consciente. De ahí que seamos seres conscientes. De ahí que seamos conscientes de que somos conscientes. De ahí que estemos provistos de autoconciencia. En definitiva, la llamada Sabiduría Perenne en Occidente y Sanatana Dharma (Enseñanza Eterna) en Oriente, no trata de convencer a nadie de sus postulados. Su valor, su inmenso valor radica en señalar, en orientar, en sugerir el camino, pues su enseñanza no puede ser comprendida, realmente, sin recorrer ese camino que sugiere. La verdad a la que alude requiere de un proceso de verificación experiencial que no puede ser delegado ni convalidado por otro que no sea uno mismo. Tiene que ser desvelado desde el fondo de uno mismo, básicamente, porque es allí en el único lugar donde la verdad mora. |
«[La philosophia perennis] es una enseñanza universal, un foro de sabiduría antiquísima referente a la naturaleza del hombre y de la realidad que se esconde en el núcleo mismo de las grandes tradiciones sagradas. Esta perspectiva del mundo constituye el corazón de las grandes tradiciones de sabiduría tanto de Oriente
como de Occidente. (María Teresa Román)
MARÍA TERESA ROMAN
como de Occidente. (María Teresa Román)
MARÍA TERESA ROMAN
Tú que buscas el camino que conduce al Secreto, retorna sobre tus propios pasos porque es en ti mismo donde este se halla
IBN ARABI |
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