«Sabemos que una tradición es realmente una tradición sapiencial o que un sabio es, realmente, un sabio, cuando su enseñanza se basa, indefectiblemente, no en la voluntad de convencernos para que sigamos su luz o la luz de otros, sino en la de recordarnos que es en el fondo de nuestro ser donde se halla la fuente de luz que lo ilumina todo. Evidentemente, encontraremos sugerencias, inspiración, claves, comprensiones profundas y hasta tesoros en el conocimiento que otros nos transmiten. Es innegable la importancia que tiene ser correa de transmisión del conocimiento para que éste llegue a los demás. Es incluso necesario, ya que, en principio, estamos dormidos, perdidos, sometidos a la dictadura egoica.
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Sobre todo, cuando se trata del legado de conocimiento que dejan tras de sí las personas que han realizado su verdadera naturaleza, pues sus enseñanzas son un espejo transparente que refleja la naturaleza impersonal de todo lo existente. Además, como el conocimiento que nos proponen las tradiciones sapienciales es un conocimiento al que solo podemos acceder a través de nuestra propia experiencia, por muy razonable, histórico o convincente que sea, sus propuestas no dejan de ser invitaciones, recomendaciones o sugerencias. Su valor, su inmenso valor radica en sugerir el camino, pues su enseñanza no puede ser comprendida, realmente, sin recorrer ese camino que sugiere.»
David Vergara, El hilo de Ariadna en el laberinto de ser humano |
Tú que buscas el camino que conduce al Secreto, retorna sobre tus propios pasos porque es en ti mismo donde este se halla
IBN ARABI |
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