«Todos los peregrinos que iban a consultar al oráculo para conocer de antemano su destino se encontraban, primero, con el «conócete a ti mismo» en la fachada exterior del templo, y después, toda vez que se les invitaba a entrar en el santuario, es decir, toda vez que se les invitaba a introducirse metafóricamente en su interior, con el ónfalo dejado por Zeus como prueba de que allí mismo (en su interior) se encontraba el centro cósmico. Resulta que el mayor santuario de peregrinaje de la antigüedad -lo que hoy equivaldría a La Meca, Jerusalén, Lourdes, Santiago, el Vaticano o Varanasi- ya le advertía simbólicamente, a todo aquel que se acercaba a sus dominios en busca de respuestas, que todo en la vida humana pasa por conocerse a uno mismo en profundidad, por introducirse dentro de uno mismo (en el santuario) y hacer consciente que allí dentro se encuentra el centro (omphalós) del universo.»
David Vergara, El hilo de Ariadna en el laberinto de ser humano
Conócete a ti mismo
Gnothi Seauton. Nosce te ipsum. Conócete a ti mismo. He aquí la sentencia más universal y atemporal de la sabiduría humana. He aquí el camino que, necesariamente, ha de transitar todo aquel que esté llamado a desvelar el fascinante misterio de la existencia.
Próximas actividades
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meditación y el autoconocimiento. |
Tú que buscas el camino que conduce al Secreto, retorna sobre tus propios pasos porque es en ti mismo donde este se halla
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